El pueblo de Purmamarca, (en lengua Aimara purma significa desierto y marca ciudad, literalmente "ciudad del desierto", pero desierto en dicha lengua significa también la tierra inculta, no tocada por la mano humana, de allí que la traducción más adecuada en esta lengua sea "pueblo de la Tierra Virgen"1 y en quichua “pueblo del león”) sobre la Ruta Nacional N° 52, a 3 km al oeste de la Ruta 9, a 65 km de San Salvador de Jujuy y a 25 km de Tilcara. Quizás sea el más pintoresco y encantador pueblo de la quebrada de Humahuaca aunque geográficamente pertenezca a otra quebrada transversal homónima, rodeada por sierras multicolores. La ancha Quebrada de Purmamarca, semeja un gran valle frente al río Grande. Son típicos los cardones del ecosistema de los cerros y dan una característica propia a la región.
Antiguamente relegado de los ejes comerciales de la provincia de Jujuy, la zona tomó hace unos años un modesto impulso económico a raíz de dos acontecimientos distintos aunque vinculados:
Por un lado, el pueblo ha quedado integrado en el llamado eje Capricornio, parte del corredor bioceánico del Mercosur, siendo la quebrada donde se asienta la localidad zona de tránsito, vía la cuesta del Lipán, al Paso de Jama, único paso del eje completamente asfaltado y transitable todo el año. Si bien el paso no ha generado actividades económicas de servicio vinculadas al mismo en el pueblo, ha abierto una ruta al turismo trasandino.
Por otro lado, la declaración de la Quebrada de Humahuaca como Patrimonio de la Humanidad ha aumentado también la actividad turística en la zona. Al respecto tanto las características de los habitantes del pueblo, conservadores respecto de su tradicional y tranquilo estilo de vida y del estilo arquitectónico del pueblo, cuanto las bellezas naturales de su entorno (el pueblo se halla al pie del Cerro de los siete colores y desde él parte el Paseo de los Colorados) convierten a la villa en un magnífico lugar de descanso y contemplación.
Vinculadas a este movimiento turístico las actividades económicas del pueblo son la confección y venta de artesanías, la pequeña hostelería y el alquiler de tours a las regiones cercanas sobre todo a las Salinas Grandes y la Laguna de Guayatayoc, espejo de agua en plena puna donde pueden observase distintas especies de aves, entre ellas una especie endógena de flamencos rosados.
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