Parece que la iluminación fuera un premio cósmico que llega cuando seas completamente pacífico y eso nunca llega.
Tal vez piensas que iluminarte es ser siempre amable y cordial, meditar largas horas, sonreír todo el tiempo, no sentir jamás dolor, leer libros de conciencia todo el día, estar solo con personas espirituales, saberte de memoria todas las posiciones de yoga, haber perdonado ya a todo el mundo y ser vegetariano.
Con esa lista de requisitos es obvio que nunca te sientas completo, satisfecho, iluminado...
San Agustín decía: "Si no fuera por los milagros, no sería cristiano"
Es decir, hasta los santos necesitan y esperan los milagros.
Porque saben que solos no pueden, porque comprenden que la vida cotidiana está llena de desafíos, desde los más pequeños a los más grandes.
Estamos en "carne" en materia. No somos almas flotando por el cosmos.
Somos almas "encarnadas" en un cuerpo.
Ese cuerpo como decía Krishnamurti tiene partes. Un cuerpo animal que es el que está lleno de instintos y fuerza motriz. El cuerpo mental que son todos los pensamientos, sus emociones y sensaciones, y el cuerpo astral que le gustan las vibraciones y el sube y baja energético.
Estos cuerpos íntimamente relacionados entre sí, interactúan permanentemente y nos demandan, nos impulsan, nos jalan de aquí para allá, nos sacan y ponen, nos llevan como una corriente de agua llena de piedras que arrasa todo el tiempo con nuestros más hermosos intentos de lograr el equilibrio y la calma.
Si yo no me hago consciente de ese hecho, si yo al estudiar los temas espirituales, no me conozco en "todos mis cuerpos", no tengo la información suficiente para poder ser el dueño de mis emociones, ser el maestro de mi mente, el guía de mis instintos, el capitán de mi alma...
Si luego de saber todo esto, yo aún quiero "controlar" mi ser desde la mente y el conocimiento, entonces tampoco he comprendido que "nada puedo controlar" al menos no desde la mente, no desde allí donde estás parado.
Si tú estás en un barco, en medio del mar, con una tremenda tormenta, oscuro, con una barca bastante golpeada y herida, sin poder vislumbrar la orilla, con solo un par de marinero no muy aptos o fieles a tu alrededor, y con tu mente confusa de cómo navegar en días de tormenta, cuales son las probabilidades de que no te ahogues ..? De que te salves ..? De que llegues a la orilla sin perecer..?
Entonces... Empecemos por el principio.
Primero veamos algunos conceptos fundamentales a tener en cuenta:
1.- Sin Dios nada soy. Es decir si no entrego el timón de ese barco al mejor capitán de mi alma, estaré perdiéndome la oportunidad de que mi barco se dirija naturalmente y sin sobresaltos, hacia dónde debe ir... No hacía dónde yo quiero que vaya, que muchas veces es "contracorriente" sino a donde debo ir. Hacia mi misión en la vida.
2.- Sin estudiar y conocerme. Sin aprender y "aprenderme", desconoceré el mapa de mi propio territorio y entonces viviré en una jungla llena de animales salvajes que son mis instintos.
Desconoceré el camino y me perderé a cada instante. No sabré lidiar con el dolor cuando esté llegue, porque llegará !! Comprende que el dolor llegara ! Es inevitable que ocurra, pero si yo no sé cómo amigarme con él, pues simplemente no lo domesticare, y lo convertiré en sufrimiento.
3.- Desde el "Ego" soy imperfecto. Mortal. Tumultuoso. Irascible. Descontento. Enfermo. Despistado. Desenfocado. Inseguro. Ansioso.
Porque el ego es un animal hambriento. Quiere más de mi, quiere más de los otros, todo el tiempo. Me lleva como un papel en el viento, de aquí para allá, del pasado al futuro. Del odio al amor.
En cambio desde el "Ser" soy perfecto. Inmortal. Calmo. Pacífico. Feliz. Sano. Enfocado. Lleno de confianza. En armonía conmigo mismo.
Desde el Ser, soy Dios.
Entonces, como decía Carl Jung, uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad.
Te atreves ..?
Nos vemos allí
Como siempre, con Amor
Claudia Luna 🙏🌹
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Bendiciones 🌹
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