martes, 21 de febrero de 2017

Zen Urbano. By Claudia Luna



"Una flor que no florece no tiene fragancia.
Y el corazón de un humano no florece cuando no tiene a Dios." 

-Yogi Bhajan-

La verdad antes de mostrarse a cara descubierta se muestra en fragmentos.
No podemos pretender entender todo el universo exterior y nuestro universo interior, en toda su complejidad y riqueza. Muchas veces toda una vida se necesita para poder asimilar algo del vasto cosmos del ser. 

Peregrinos incansables en busca de sentido, vamos por la vida tratando de comprender sus misterios. 

En esa búsqueda que generalmente comienza con un descontento, con alguna ruptura o dolor, con un basta o un hartazgo, nos encontramos con una cantidad de material inmanejable y hasta confuso. Hay tantos maestros, tantos caminos, y todo parece tener sentido, pero como hago para no perderme en esa maraña de letras y contenido. 
Como armonizo mi ser espiritual con reparar mi auto, educar un niño, decorar mi casa. 

Es como comer ajos y dar besos sublimes. Como hago yo para ser protagonista y espectador y a la vez director de esta película tragi-cómica que es mi vida, sin desintegrarme en el intento.

La diversidad de material, de información, de ideas, de proyectos de propuestas, nos lleva a la dispersión.
Es por ello que quisiera que hagas un alto y te serenes. 

Que hagas una pausa, en la vorágine de movimientos y pensamientos y trates de recordar quién eres y adonde realmente quieres ir. 

Es muy complejo tratar de ser un buda en la discoteca o un yogi en el supermercado.
Y convertirnos en esta especie de "Zen" urbano, no es algo que ocurra ni repentinamente ni mágicamente.
Es como todo, un proceso. 

Vivimos inmersos en el mundo de las formas, en una cultura occidental que quiere incorporar ancestrales prácticas orientales, cuando aún no podemos dejar de pensar en qué traje me pongo para la fiesta del sábado. 

Debemos tener paciencia y sabiduría.  caminar suavemente hacia estilos de vida más conscientes , incorporar hábitos saludables en lugar de privarnos de todo lo que estamos ya muy acostumbrados. 


Buscar lo espiritual, pero no por goce suprasensible, no por egoísmo, ni aburrimiento, no para entretenerme o ser excéntrico, sino porque de verdad necesitamos vivir mejor, porque auténticamente queremos plasmarlo en la vida práctica en el mundo material.

Y entonces todo lo que salga del alma será natural. Ya no habrá necesidad de desapegarse de ídolos porque simplemente dejaremos de crearlos.
Nos convertiremos en seres más verdaderos, más genuinos, congruentes en pensamiento, obras y sentir.

Dejaremos de pelearnos con los revoltosos y las multitudes y los que viven de manera diferente. Porque aprenderemos a disfrutar de la diversidad de formas en la creación de Dios y cada uno es un instrumento necesario en esta gran orquesta.

 El perro que ladra sin cesar por las noches, un compañero que compite en el trabajo, el taco del zapato que se rompe camino a una cita, mi madre y sus lamentos, mis hijos y sus críticas y demandas, la falta de ganas por las mañanas o las faltas de sueño por las noches. La impuntualidad del otro, sus enojos y sus humores. 

Seré el espectador de esta comedia - dramática que es mi vida, y nada comprometerá mi paz. Un testigo silencioso que solo presencia los pensamientos y las cosas, como vienen y se van y se rehusa a entretenerlos, los deja ir, en una pacífica seguridad. 

Como diría Yogi Bhajan "No salgas de ti  para ser una víctima. 
Ve adentro de ti y se maestro de ti mismo. "

Un Zen urbano que recuerda que puede encontrar silencio en el ruido y paz en el silencio.

Claudia Luna 🙏🌹
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