martes, 31 de enero de 2017

El Abandono. By Claudia Luna




Vivimos en las periferias de nosotros mismos, ausentes de nuestra naturaleza divina ignorando nuestro misterio. 

Vivimos ocupados en las cosas del mundo, en nuestro interior hay un estado sostenido de conflicto, y desde nuestra biología hasta nuestra psique, desarmonizan con quienes de verdad somos.

Un estado de desapropiación de nuestra identidad, de seres trascendentes, de seres de luz y vida eterna, y no sabemos cómo retornar al camino original que nos unía antes de nacer y cuando niños, a ese Dios que hoy sentimos ajeno y un tanto contradictorio. 

Ensimismados. Centrados en un yo que demanda tanta atención de todo y de todos, que no sabe estarse quieto y en calma, que no sabe ya ni lo que quiere ni lo que siente. Sabe que no es así como quiere vivir, pero no tiene idea de cómo cambiar el rumbo. 

En este estado de guerra interna, se hace imposible el encuentro con Dios, el encuentro con mi propio ser, con quien soy más allá de todas mis máscaras sociales, roles y funciones. 

Primero debo retomar el silencio original del cual vengo, y donde se producirá la reconciliación con mis partes disociadas y así, como un ser completo, recuperar mi conciencia plena que es la llave de acceso a las puertas del reino de la paz. 

Esa reconciliación se produce con la aceptación. Si no acepto, la lucha sigue. Si no acepto, rechazo. Si no acepto, me revelo, me sublevo, me resiento, me perturbo. 

Estamos ya cansados de luchar sin frutos. De entender conceptos y no poder aplicarlos. De una búsqueda que parece sin resultados, sin respuestas y sin fin. Nuestro cuerpo y nuestra mente están cansados de dar vueltas en círculos.
Siempre rondando entre las mismas preguntas, las mismas desesperanzas, los mismos dilemas. 

Abandona todo, 
Abandonar no es renunciar. No es rendirse. 
Abandonar es entregar las armas de una guerra inútil y escuchar otra propuesta que nos señale el camino de la paz. Una paz que no es ausencia de conflictos sino el resultado de haberlos podido resolver, de haber logrado superarlos. 

Cuando entregamos las armas y decimos basta, en ese mismo momento el corazón del hombre siente alivio. Un profundo alivio. 

Que sea lo que sea. Que pase lo que pase... Que la vida fluya por donde debe, ya que estoy agotado de luchar contra corriente. 

Es allí justo allí en ese momento, en el que el "no hacer", cobra un poder mágico de sanacion y devuelve la tranquilidad a la mente desde la que surgirán nuevas ideas, más creativas, de cómo vivir más feliz, más en armonía conmigo y con los otros. 

Cuando me abandono a mí mismo, aparece Dios. Y entonces obra en mi maravillas...

Yo hago posible a Dios. Es el hombre el único "dios", con minúscula y entre comillas, que puede decidir ser Dios en él, y entonces así en esa comunión con nuestro creador, el padre obra a través mío. No importa de qué religión sea. No importa de qué corriente filosófica de pensamiento vengo. No importa nada porque Dios está en todas las cosas y en todos. Un Dios omnipresente no puede estar en algunos lugares y otros no. 

Y ese Dios que estaba presente en los santos, en los hombres de ciencia que transformaron el mundo, en los grandes artistas que embellecieron nuestras tierras, en los grandes maestros de la humanidad de diferentes regiones del mundo, de diferentes creencias pero con un mismo mensaje, el mensaje de la verdad. Ese Dios, empieza a obrar en mí ya que me he quitado del medio !! 
Le he creado un espacio en mi ser. 

Necesita un poco de lugar, un poco de vacío, para poder penetrar mi intimidad. 

Como decía San Francisco de Asís. "Si dios puede obrar a través de un ser, significa que puede obrar a través de cualquiera." 
Porque un Dios perfecto no puede tener preferidos. 
Entonces por qué obra Dios a través de algunos seres y de otros no..? 

Porque esos seres se han abandonado a sí mismos. Esos seres han renunciado a las falacias del ego. No han caído en sus seducciones y artilugios. Han resistido a sus ofrecimientos de dicha temporal y efímera que no puede durar más de unos años a lo sumo una vida. 

Esos seres se han vuelto conscientes. Pero no conscientes de si como seres egocéntricos y auto- referentes, sino conscientes de su naturaleza divina y trascendente. 

Le han dado la espalda al ego. Lo han ignorado. Han permanecido alertas y le han cortado la cabeza y la cola a esa serpiente de mil cabezas que es nuestro ego que se llena de ínfulas y pretensiones que quiere más y más de la vida y de los otros. 

Vuélvete humilde. Humilde y manso de corazón. Vuélvete como si fueras nada. Hazte pequeño. Insignificante. Carente de deseos. Que nada de ti quede en ti. Ni tu historia de éxitos o fracasos, ya que no eres tu historia. 
Ni tus aspiraciones o ambiciones, ya que no eres eso tampoco, porque tal vez no las logres, ni tus afectos o carencias ya que nada te pertenece. 

Abandona ese "Yo" que te ha hecho olvidar quién eres, que te ha venido lastimando y casi te quita la vida. Que se ha adueñado de ti de una manera tan firme, que casi ya no respiras ni entiendes el porque de tus acciones, ni las razones por las que ha diario te infringes sufrimiento. 

Dios aparece en la conciencia que se alcanza cuando hay una total renuncia a la personalidad, un abandono del yo temporal, y la aceptación de mi verdad única, que es este Ser atemporal y transcendental que "Yo Soy" 

Dios no puede reinar en ti, si tu reinas en ti, porque dos amos no pueden gobernar un mismo territorio. 
O te retiras tu. O se retira él. 

Y ese abandono y esa entrega, y ese desapegarse de si, ese arrebatarle el poder al ego y entregárselo a Dios, es nuestro ticket de regreso a uno mismo. 

Nos vemos allí 

Claudia Luna 🙏🌹

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y el miedo le dio lugar a la curiosidad... By Claudia Luna

Se feliz en el instante y ese instante será tu propia vida  Solo tu fuego interior te impulsa a volar. Si lo apagas, tu vida no tendrá senti...