"El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor, el miedo expulsa; también a la inteligencia, a la bondad, a todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma”.
Aldous Huxley
Si no vencemos nuestros miedos, nos arriesgamos a vivir una vida llena de angustias y desolación.
Si no nos volvemos fuertes por un instante sagrado y eterno, y le miramos la cara al miedo, y de una vez temblamos, nos incomodamos nos asustamos mucho y nos desvanecemos de dolor si fuera el caso, pero de una vez y ya !! Para que no sean espinas constantes clavadas en los dedos y en los pies. Para que no sean un mar de llantos ahogados que luchan por salir y salen de a poquito cuando algo los despierta. Para que no vivamos traduciendo ese miedo con señales y comportamientos inseguros, temerosos, que no nos dejan brillar a la luz de la conciencia y la paz.
Si no decidimos enfrentar al monstruo. Negociar con él un precio de rescate. Hacer una tregua liberadora, que nos permita vivir a su lado no a su sombra.
Si no nos revelamos contra ese destino que nos hemos impuesto, donde la angustia la vivimos como suerte irremediable en lugar de poner toda nuestra fuerza en curarla.
Entonces nuestra vida será a medias. Seremos sobrevivientes sin gracia sin energía. Opacados por la niebla de temores no resueltos, de dolores no superados de angustias vivas y de una fe muerta.
Te propongo hacerte de coraje, tomarte de la mano de Dios y sumergirte de una vez en esa profunda tristeza, en ese temor que parece irreversible, y ver hasta dónde llega. Cuan profundo es. Cuál es su verdadero origen, la raíz, no las circunstancias que lo agudizaron.
La causa primera, la más honda.
Veamos... Miremos más allá. Investiguemos hasta encontrarlo.
Y luego de que eso ocurra, le invitas suavemente a retirarse de ti. Como lo harías con un huésped hostil que insiste en permanecer en tu casa.
Le invitas al miedo y a la angustia a retirarse. Pero no con tibieza ni dudas sino con la firme resolución de quién se canso ya de sufrir y elige ser feliz.
Le dices que se vaya donde ya nunca más te encuentre. Y te liberas.
Luego así con la casa vacía, empezaremos la restauración, la reconstrucción. Y llegarán nuevos huéspedes, nuevos invitados, con canastos llenos de fruta fresca, con música de alegría y notas de paz.
Llegará el amor y vendrá para quedarse.
Porque te habrás vencido a ti mismo y nadie jamás te podrás arrebatar esa valentía.
Con Amor
Claudia Luna 🌹
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Bendiciones 🙏
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