sábado, 25 de marzo de 2017

La Danza de la Vida. By Claudia Luna



Y mis días transcurren así, casi en soledad a pesar de estar rodeada siempre de muchas personas. 

Prefiero el silencio de mis flores o solo el canto de los pájaros y las palabras de los niños.

No me identifico mucho con una sociedad que sacrifica animales para quitarles la piel y cubrir cuerpos que luego son exhibidos como trofeos de un vacío existencial que nunca se satisface y busca más cuerpos, y busca más gloria ... 

Prefiero sentarme a la sombra de un árbol frondoso que aún tiene el privilegio de existir en lugares donde muchos prefieren muebles lujosos y muertos, en lugar de árboles frescos y vivos. 

Donde se gastan fortunas en papeles para escribir tonterías que sería mejor leerlas con el corazón en los troncos de los árboles que cortaron para fabricar esos papeles. 

Un mundo hueco y vacío, lleno de prejuicios y deseos fugaces, carente de aceptación y de misiones eternas.
Que ha olvidado qué se siente hacer el amor, mirándose a los ojos, y ser uno... No dos cuerpos que se chocan, sino dos  almas que se encuentran. 

Donde las personas se aferran a las cosas o a otras personas para no caer en el abismo que han construido día a día en sí mismos, con tanta ausencia del ser, con tanta presencia del ego.

Donde se compran flores de plástico que jamás perfumaran una habitación, y se gasta más de lo que se tiene para impresionar a quien no nos importa, a quienes no les importamos.

Un planeta bastante carente de héroes y de salvadores. Con tantos personajes públicos y modelos equivocados a seguir. Donde un caballero es una utopía y una dama solo un recuerdo de tiempos lejanos.

Prefiero no ver este revuelto de ideas y filosofías donde todo debe ser "ya mismo", donde nadie puede esperar nada ni a nadie, y unos minutos de falta de conexión en las redes nos despierta la ansiedad y la ira. Donde ningún disfrute es duradero porque sale algo que lo supera y nuevamente nos frustra. 

Lugares llenos de gente, sitos virtuales colmados de mensajes, que solo refuerzan el ego de quienes no pueden vivir sin contarlo, o disfrutar sin documentarlo. Donde no hay cosas secretas o privadas porque no es tan lindo si no lo muestro, si no lo publico, si no lo cuento.

Entonces yo prefiero estar lo que más pueda en casa, compartiendo con mis hijos, viéndolos  crecer, y prefiero esta vida que luchar por tener un lugar en una sociedad que nos usa como excusas de progreso, cuando el único progreso verdadero es ser más feliz. 

Elijo celebrar mi vida en las mañanas, en los atardeceres y en el silencio de mis noches donde los grillos cantan y no en bares de copas y humo, donde nadie sabe quién es nadie, porque no se reconocen ni a si mismos. Donde tienen tanto miedo a enfrentarse al espejo o al silencio de su verdadera identidad que se aferran a cualquiera que les quede cerca, que les quede cómodo.

Y se pierden de rios, de montañas, de la miel, del rocio, de la aurora, de jugar con unos cachorritos, mirar a los ojos profundamente a alguien, sonreír a un extraño y despertarle la curiosidad por la vida, dibujar como niños, con crayones de colores, preparar un plato delicioso para la familia, aguantar un dolor en secreto para no entristecer a un ser amado, oler el perfume limpio de las sabanas y saborear la pulpa de una fruta en un beso.

Y sigo prefiriendo el amor. El amor inocente e incondicional, que nada tiene que ver con estos corrientes intercambios de favores, donde te doy si me das, te quito si me quitas, y si me lastimas te hiero aún más. 

Sigo prefiriendo el perdón, a andar por ahí siempre enojado, siempre apenado, por no poder sentirme menos que alguien unos instantes, por no entender que el mundo nunca giro ni girará alrededor mío. Que no siempre todo es justo. Elijo el perdón, que me libera.

Y me gusta la vida. Aún con el tremendo dolor que causan las pérdidas, las injusticias o el cancer. Me gusta la vida aunque sé que un día no estaré aquí para continuar esta historia, o reírme con los míos, o sentir, sentir esto de estar vivo. Me gusta igual, y la acepto así con final y fecha de vencimiento.

Y decido vivirla con coraje y desatino. Con fuerza y con caricias, con mis miedos y mis luchas contra mis miedos... Con mis verdades sin poder ser comprobadas, esas verdades que serán siempre solo mías, porque tal vez a los otros no les caben o no les gustan. Y así está bien. Con o sin razón, yo estaré bien.

Y nunca, pase lo que pase, y digan lo que digan, renunciare a ser yo mismo, a ser yo misma, a ser quien soy verdaderamente, porque no me interesa impresionar a nadie, porque no tengo tiempo para pasar todo prolijamente a un acta y vivo mi vida en borrador, en lápiz, no en tinta indeleble, así puedo borrar y volver a escribir las veces que a mí se me de la gana, cada vez que me equivoque.

 Y escribo los nombres que quiero y pongo "te amo", y luego si no era así, lo corrijo, o lo borro, y ya no recuerdo que es lo que antes escribí allí... 

Porque no todos saben lo que quieren desde el primer día. Porque no todos encontramos las respuestas correctas y no cambiamos más de opinión.

Algunos dudamos, a algunos no nos salen tan bien las cosas primero, y después de varios intentos recién podemos sentirnos cómodos, y en paz.

Elijo la vida, respirar aire, sentirlo, tener tiempo, recobrarme, entenderme y quererme.
Elijo permitirme ser como soy, sin complejos y sin culpas, sin excusas ni aprobación. Graduarme solo. Calificarme solo. O ni siquiera calificarme. Vivir así sin puntuaciones ni etiquetas, sin nombre y sin esperas.

Y así, empezar a despegarme de mis ideas, de mis apegos, de mis ilusiones, de mis zapatos... Desprenderme de las capas de piel humana para viajar más seguido a donde se que viviré para siempre. 

Dejar de recordar tantas cosas tanta vida vivida, y trascender la película de mi vida, empezar a irme de a poco para no sufrir tanto la realidad de mi inminente partida. 

Y ser aquí el pasajero que soy, feliz y entero, presente y nuevo.
Simple. Fácil. Este, quien soy. 
Yo, uno y en paz con lo que es... con cómo es...  
Sin oposición, sin resistencia. Seguro de mi, y mi amigo. Mi fiel compañero. Yo conmigo, abrazando todo y a todos, cantando al unísono en una voz que jamás se apaga, en un canto de esperanza por un mundo nuevo, en un baile armonioso, que me eleva... La danza cósmica del amor.

Claudia Luna 🌹
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Bendiciones 🙏



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